La filosofía de Ibermaison enseña que para alcanzar la paz profunda y duradera, hay que desaprender los hábitos negativos, olvidar las emociones sombrías.
Por esta razón, nos concentramos en el momento, y en esa atención detenida que dedicamos a lo cotidiano, aprendemos a deshacernos de lo que no es esencial.
Lo mismo ocurre dentro de una casa. En su énfasis por la simplicidad, la armonía, la pureza y la naturalidad, Ibermaison reviste nuestros espacios de una humildad limpia y contagiante, que funciona como un antídoto frente a lo que es excesivamente formal, ostentoso, cargado y artificial. El entorno refleja, y a la vez inspira, un estado mental lleno de paz. Nosotros moldeamos el entorno y el entorno nos moldea (“Soy el espacio donde estoy”) a su vez.